Siempre he sido fiel admirador, o más bien, promotor del cine nacional. Aunque siempre que voy a ver alguna película, checo primero las críticas para saber cual es la opinión de los expertos acerca de los nuevos lanzamientos cinematográficos, pero tratándose del cine nacional me brinco este procedimiento y sin dudarlo, compro mi boleto.
Desde que cambié mi residencia a la Ciudad de México, he dejado de acudir regularmente al cine y cuando lo hago es porque en realidad me atrae la película, las últimas tres cintas que vi fueron "La Duda", "Quisiera ser Millonario" y la de "Otra Película de Huevos y un pollo".
Sobre esta última es la que quiero comentar. Para mi no fue nada extraño que siendo lunes, en la función de las 9:40 p.m. sólo estuviésemos tres personas en la sala, claro, cada quien en puntos separados, aunque al final creo que hubo un ligue, según lo que escuché, y no fue precisamente una plática, pero en fin, esa es otra historia.
El caso es que lo que me llamó mucho la atención es que durante la primera parte de la película las risas y carcajadas que nos prometieron al comprar nuestro boleto fueron casi nulas, en ese momento entendí el por qué del desganado "que disfrutes la función" que forzosamente me obsequió la encarga de recoger los boletos.
Aún así, entré cargado de un "combo clásico", que para los que no conocen, es así como un paquete para los solterones o abandonados que acudimos solos a algún Cinépolis, el cual consiste en un refresco, unas palomitas y un escueto dogo, el cual te tienes que preparar tu mismo con escazos ingrendientes. Pero bueno, nuevamente me desvié del tema.
Por lo regular trato de no desviarme mucho de los temas que escribo, pero me estoy guardando mi opinión para lo último, ya que sobre esta película animada no hay mucho que contar, ya que la primera parte fue aburridísima, con chistes ya muy contados y predecibles, y nuevamente abusando del albúr al nombrar la palabra "huevo".
Casi me convierto en aquel inolvidable personaje de la película "El Exorcista" de tanto torcer los ojos y mover la cabeza, al ver una vergüenza nacional que lo que es peor, fue anuncida con bombo y platillo y que aún sigue en cartelera, aún cuando no logra llenar salas y mucho menos, logra su cometido, entretener.
¿Y la creatividad?
Recuerdo que cuando estudiaba la universidad y acudía a algún café internet a realizar mis tareas, me llamaba la atención que en algunas computadoras se aglomeraban varios jóvenes para ver las graciosadas de unos personajes en forma de huevos; aún recuerdo aquel famoso "Brandy huevotototeeee"
En aquel momento fue la novedad y pues, que alguien hiciera alusiones léperas con la palabra "huevo" rompía todo tabú y sacaba sonoras carcajadas de nuestro interior; pero en estos tiempos, esa fórmula está más qué gastada y cae en lo aburrido.
Aunque la primera entrega de esta película de animación, producida por Huevocartoon producciones, arrasó con los premios Ariel y la Diosa de Plata a lo mejor del cine nacional; esta segunda se queda corta al presentarnos una historia aburrida sobre un pollo que es secuestrado por un huevo maligno y es llevado al desierto, a lo cual un grupo de huevos, acompañados de un tocino, acuden a su rescate.
Antes de lanzar la película, los directores Rodolfo y Gabriel Riva Palacio comentaron que la segunda parte doblaría en presupuesto a su antecesora, pero la calidad de la producción fue casi la misma.
De flojera la participación de Darío T. Pie, quien le dio vida al huevo maligno, lo más rescatable el trabajo de la señora Lucila Mariscal, en el papel de la Hueva Lencha, quien aunque no comentó nada sobre su "moñoñongo", me hacía raíz cada que lanzaba su famoso "papuchooo".
En sí, es una película que tenemos que ver simplemente por solidaridad con el cine nacional, pero al final, nos deja pensando si la creatividad de los cineastas mexicanos está inmerso en un profundo bache.
Desgraciadamente, son pocos los proyectos cinematográficos de calidad que produce nuestro país, yo sigo esperando algo como "La Ley de Hérodes", "Así del Precipicio", "De sexo, amor y otras perversiones", o bien, la controversial "Batalla en el Cielo".
Pero me tengo que conformar con la pena ajena que causaron en mi proyectos fallidos como "KM 31", la nueva versión de "Hasta el viento tiene miedo", o la muy vergonzosa ópera prima de Gael García Bernal "Déficit".
Pero bueno, la película de huevos me hizo reflexionar y darme cuenta de algo: que en estos tiempos de crisis hay que cuidar bien nuestro dinero y no tirarlo a la basura en producciones que no valen la pena y que lejos de subir los ánimos dándonos un momento de diversión, nos dan cuenta de la realidad de nuestro cine: estancamiento profundo y cero creatividad.
Saludos
Sr. Briones