julio 25, 2008

SUSANA, LA NIÑA Y EL SUBA



Una gota de sudor empañó rápidamente el reloj de Susana. Su paciencia comenzaba a agotarse poco a poco, mientras veía con coraje a una niña regordeta sacarle sangre a un raspado marca jumbo. Susy, no traía ni para un boli de tres pesos, solo su moneda de cinco para subirse al SUBA.
Inquieta limpió su reloj y se paró a la orilla de la banqueta tratando de divisar la línea 9.A su derecha, la “cascada” se reía de ella al momento que expulsaba alegremente largos chorros de agua. Susana traía la boca seca y ganas le sobraron para echarse un clavado en aquel monumento.Volteó a los lados y no vio nada, miró hacia abajo y el reloj le gritaba que eran las cuatro de la tarde.

La niña del raspado brincaba de un lado a otro y ensayaba los pasos de la escolta. La señora que la acompañaba, se limitaba a observarla y a limpiarle el sudor de la frente con una pañoleta color crema, la cual daba la impresión que al inicio del día fue blanca.Susana se metió el dedo pulgar a la boca y trató de encontrarse un pedacito de uña. Fue en vano, una noche anterior se había acabado todas las uñas de las manos y una del pié; maña que jamás le pudieron erradicar sus padres durante su infancia.

La niña se detuvo a observar el movimiento del pie izquierdo de Susy, quien poco a poco comenzaba a sentir ganas de hacer sus necesidades fisiológicas y, con el sólo hecho de sentir a la inquieta criatura a lado suyo, se le dilataban las pupilas.
Con una mirada fulminante, Susana se quitó a la niña de encima y ésta se acercó a su madre y le dijo algunas cosas al oído, inmediatamente, su progenitora sacó de su bolso una botella de agua de 500 mililitros. Susana quedó hipnotizada con aquella escena, donde la niña era la protagonista de un comercial que anunciaba agua fresca de manantial.

La chiquilla se dio cuenta de la mirada desesperada de Susy, quien por un momento olvidó que esperaba el camión; tenía mucha sed y su siguiente paso era arrebatarle el agua a la chamaca de la risa burlona. Esto ya se había vuelto algo personal. “Ni sed tiene la escuincla”, dijo entre sí.

En pocos minutos, la botellita de agua se llenó de baba y Susana, ofuscada por la situación, exclamó en su interior una gran lista de palabras obscenas contra aquella pequeña de apenas 5 años que le había declarado la guerra.

Agobiada por el sol de la tarde, la niña comenzó a cantar rondas infantiles, al momento que le decía a la madre que tales melodías era lo que había aprendido ese día en la escuela. La mamá solamente la escuchaba mientras la niña levantaba cada vez más la voz y miraba de reojo a Susana, quien ya tenía la cara desencajada y el ceño fruncido.

La canción del elefante hasta el número cien, pimpón, el patito feo y una versión distorsionada de “Doña Blanca”, fueron sólo algunas de las canciones que a gritos le dedico la niña a Susana, quien sentía entumidas las manos de tanto empuñarlas.

El camión seguía sin pasar, pero Susy ya no estaba al pendiente de ello, se quitó la liga del cabello y se hizo un chongo. Se limpió el sudor en el pantalón y siguió viendo a la niña, quien metió la mano a la bolsa de su mamá y se empinó la poca agua que le quedó. Al final se escuchó un “ahhhhh” que hizo eco por toda la avenida.

De pronto, una camioneta se paró frente a Susana, la señora y la niña. Susy se asustó pero la pequeña pegó un grito y exclamó ¡Papá! La mamá la tomó del brazo y la subió al automóvil mientras le daba un beso en el cachete al conductor.

Ya dentro del coche la niña volteó a ver a Susana, quien no pudo más y lanzó un madrazo a la pequeña, quien sólo sintió un empujón al momento que su papá encendía el carro y la alejaba de ya alterada Susy, quien por estar de igualada y peleando con la escuincla, descuidó su camión y sólo le volaron los cabellos cuando el SUBA pasó echo la mocha por la Miguel Alemán, dejándola sola en aquella solitaria esquina de la calle 200, en pleno solazo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta este relatoooo!!

Te lo juro!!!

Me parece tan real jajaja sabes que hasta te pude visualizar a ti en lugar de a Susana enojado en la parada del SUBA viendo a una pequeña, jajaja que cabe mencionar se lucen y hasta pelean con la gente... es que los niños son asi. genuinos, o te odian o te aman!!

un abrazote Mario!! :P

Karol